El carozo del asunto


Por Matías Strasorier

Ver la presión tributaria sin ver los usos de la recaudación es ver la mitad de la moneda, en especial su uso para cancelar la deuda o desarrollar la economía.
Imagen portal: https://diariousach.cl

Diferentes cámaras, fundaciones o think tanks ponen en debate la participación de los impuestos en las mercancías o productos. “¿Cuánto se queda el Estado?” es la pregunta, cuasi consigna, con la que otorgan a la carga tributaria ser el problema central de los precios.

La pelusa que molesta

La Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) difundió un trabajo titulado: “La pelusa del durazno: los impuestos explican el 44,8% de su precio de venta al consumidor”. El estudio plantea que de los $210,80, precio promedio por kilo de duraznos en fresco que se consumen en Buenos Aires (unas 19.500 Tn en total), se pagan $94,30 de impuestos entre los tres niveles del Estado (municipal, provincial y nacional). De dichos impuestos, el 38,4% corresponde al IVA, el 30,8% a Ganancias, el 12,8% a otros impuestos provinciales o tasas municipales, el 12,1% a Ingresos Brutos y el 5,9% a contribuciones patronales de la mano de obra.

El “Índice FADA Participación del Estado en la renta agrícola” es un trabajo con el que la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina regularmente analiza el porcentaje de impuestos que impactan sobre la renta agrícola. El trabajo correspondiente a junio de 2021 indicó que los impuestos nacionales no coparticipables representaron “el 66,6% del total de impuestos que afronta una hectárea agrícola en Argentina”, correspondientes centralmente a derechos de exportación. El Restante 34,4%, corresponde a impuestos nacionales coparticipables, impuestos provinciales y municipales.

Ninguno aborda temas como el impacto de la deuda pública o la evasión impositiva, tampoco la concentración de algunas empresas alimentarias.

Estado y presión tributaria

La disputa por el rol del Estado y a quién benefician sus políticas públicas son el punto a debatir. Cristina Fernández de Kirchner en el plenario de La Cámpora, el pasado 16 de octubre de 2021, dijo que el peronismo sigue vigente y, en referencia al Estado, “sabe que debe regular y fallar a favor de los trabajadores, obviamente la parte más débil”. Esto incluye las políticas impositivas, distributivas y las políticas de endeudamiento, entre otras.

La política tributaria presenta una centralidad en la disputa por las riquezas que socialmente generan quienes producen y trabajan. Por eso, los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, por un lado, y el de Mauricio Macri, por el otro, son claramente opuestos al respecto. Como lo muestra el trabajo del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) sobre progresividad tributaria de junio 2021, mientras los Kirchner impulsaron la progresividad impositiva al aplicar tasa al comercio exterior de petróleo y sus derivados, minerales, productos y subproductos agrícolas, que favorecían a las mercancías industrializadas; Macri retiró los mismos apenas asumió como presidente de la nación, excepto para la soja.

Durante el período 2003-15 mejoró la progresividad del sistema impositivo, al igual que la recaudación. Así, la presión tributaria pasó del 24,33% en 2004 al 31,45% en el 2015, es decir, un porcentaje similar al de Brasil y España, países donde ronda entre el 32 y el 33%; pero lejos aún de países como Francia, Alemania o Italia donde dicho porcentaje representa entre el 37 y 45%. Durante el período 2016-2019, la política fue inversa, bajando al 28,38% la presión tributaria en 2019.

La diferencia central es en qué se materializó esa recaudación. Entre 2003 y 2015, se volcó fuertemente al desarrollo nacional, lo cual se constata en políticas productivas, industriales, salariales, jubilatorias, educativas, sanitarias, de infraestructura, de ciencia y tecnología, de deporte y recreación, de cultura y esparcimiento, entre tantas otras que resulta imposible enumerar en este artículo, pero que marcaron esos doce años a pura realidad efectiva.

Sin lugar a dudas quedó pendiente una reforma tributaria estructural, como la judicial o el comercio exterior, que hacen al carozo del asunto de la disputa de proyectos de país y rol del estado.

La deuda, otro asunto de fondo

El otro asunto central es el endeudamiento y el para qué del mismo. Según el informe “Argentina: Patria o FMI”, del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE), desde diciembre de 2015 a febrero de 2018, el Tesoro Nacional emitió 108.173 millones de dólares de deuda. Unos meses después, tomó deuda Stand By del FMI por otros 57.000 millones de dólares, de los cuales se concretaron 45.000 millones. Pero el gran dato es que durante todo el período macrista se fugaron casi noventa mil millones de dólares. Según el BCRA: “el 1% de las empresas que resultaron compradoras netas de dólares adquirió 41.124 millones de dólares en concepto de formación de activos externos y, en el caso de las personas humanas, tan solo el 1% de los compradores acumuló 16.200 millones de dólares en compras netas durante el período”.

Es decir que el 1% de las empresas y el 1% de las personas humanas invirtieron 57.324 millones de dólares en activos financieros, a partir de la deuda que adquirió el Estado Nacional gobernado por Mauricio Macri. No fueron destinados al desarrollo de la producción y el trabajo. No se destinaron a infraestructura habitacional, eléctrica, de uso de agua, de cuidado ambiental, etcétera. Se la fugaron, sinceramente y sencillamente, hacia sus paraísos fiscales.

¿Y qué tiene que ver la deuda con los impuestos?

El pasado lunes 1° de noviembre, el gobierno argentino a cargo de Alberto Fernández pagó al FMI 390 millones de dólares, totalizando 2.470 millones de dólares abonados durante el 2021; aún restan por pagar otros 1.900 millones de dólares en diciembre. Este dinero, que se desembolsa del Tesoro nacional, proviene de la recaudación del Estado. Ello significa que las y los contribuyentes argentinos estamos pagando una deuda de la cual una gran parte fue a parar a las ganancias de un puñado de especuladores financieros.

“El carozo del asunto es tu temor” dice la letra de Los Redondos, en un tema que se titula “Es hora de levantarse querido” del disco “Cordero Atado”, casi como invitando a despertar y a animarse a vencer el temor; a asumir el desafío de pensar una Argentina que resuelva los problemas centrales, y así dejar, de una vez por todas, la desigualdad, la miseria y el hambre en el pasado de un proyecto de país que fracasó. 

Nota original: https://www.lapoliticaonline.com.ar/nota/matias-strasorier-el-carozo-del-asunto/

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