Hacia una ética del desarrollo y una épica del trabajo argentino: apuntes para una estrategia compartida para el desarrollo productivo

José María Fumagalli

Cristina Fernández de Kirchner, en su discurso del 24 de julio durante la presentación de los candidatos del Frente de Todos para las próximas elecciones legislativas, convocó a propios y extraños a debatir sobre cómo reactivar la producción después de las elecciones.[1]

Debatir con propios y extraños exige dos condiciones previas: la primera, que esa convocatoria sea aceptada por la oposición y los poderes que ella representa. Una convocatoria pública, amplia y generosa haría difícil cualquier negativa. La segunda condición es que el debate se realice en modo constructivo sobre bases de la buena fe y la búsqueda del bien común. Para establecer propuestas constructivas en ese diálogo necesitamos partir de la base de que con el núcleo más duro de la oposición tenemos no sólo modelos contrarios respecto a los mecanismos para lograr esa reactivación, sino también finalidades diferentes para ella. Sin desconocer esas diferencias, se trata en definitiva de encontrar un espacio para construir en común, más allá de cualquier prejuicio y sin beneficio de inventario –tal como convocó Cristina–, sin confrontación o descalificación ideológica. Nadie que se sienta amenazado se sumará al diálogo. Se trata entonces de hacer lugar a otras visiones y de encontrar denominadores comunes entre las diferentes posiciones.

Para que el diálogo al que invita Cristina tenga éxito estimo necesario recorrer varias etapas: la primera es conocer las diferencias arriba apuntadas; la segunda, establecer de común acuerdo un método que permita analizar y reducir esas diferencias; la tercera, pasar a resolverlas en todo lo posible; y cuarta etapa, avanzar en la definición de una estrategia de desarrollo productivo compartida y que permita un despegue sólido y sustentable.

En lo que sigue trataré de aportar algunos puntos de vista sobre cada una de esas etapas, así como algunas prioridades que desde nuestro punto de vista estimo convenientes para la construcción de una estrategia compartida de desarrollo productivo.

Las diferencias en el cómo y con qué finalidad reactivar

Para encontrar un espacio para construir en común, más allá de cualquier prejuicio, confrontación o descalificación ideológica y sin que nadie se sienta amenazado, se impone un ejercicio realista de las diferencias que históricamente vienen impidiendo la construcción y la puesta en práctica de una estrategia de desarrollo en común. Se trata de analizar esas diferencias para eliminarlas o al menos reducirlas en todo lo posible.

Cómo se reactiva:

  • de abajo hacia arriba, versus el derrame de arriba hacia abajo;
  • prioridad en el desarrollo nacional y soberano, versus prioridad en los beneficios;
  • el Estado como promotor del desarrollo, versus la libertad de las fuerzas del mercado;
  • industrialización de nuestros recursos naturales, versus primarización productiva;
  • prioridad en el mercado interno, versus prioridad para la exportación;
  • prioridad en las pymes y la economía popular, versus prioridad en los sectores concentrados;
  • cuál es el principal disparador del desarrollo: demanda versus oferta;
  • prioridad para la reinversión de utilidades, versus expatriación de capitales.

Para qué se reactiva:

  • creación de empleo con inclusión social,[2] versus concentración de la riqueza;
  • reducción de la pobreza y la indigencia, versus acumulación de capitales;
  • desarrollo con arraigo y equidad territorial, versus desarrollo concentrado en los grandes centros urbanos.

Un método para resolver las diferencias

Como ya mencioné, resolver las diferencias requiere ante todo interlocutores que actúen de buena fe, en modo constructivo hacia la búsqueda del bien común. Existen otros requisitos adicionales: negociadoras y negociadores representativos de todos los intereses en juego, tanto en lo político como en lo económico y lo social; y negociadoras y negociadores capacitados, conocedores y bien asesorados en los temas que se tratan, y sobre todo con capacidad de comprometer a sus representados y representadas. Este último requisito pone sobre la mesa el interrogante sobre cuál es la real capacidad de los partidos representativos del neoliberalismo de comprometer esos respaldos por parte de los poderes fácticos que respaldan y dan sustento a sus políticas.

En lo propiamente metodológico se presenta la disyuntiva sobre cuál es el ámbito más adecuado para llevar adelante estas negociaciones. Una opción sería el Consejo Económico y Social con el agregado de los partidos políticos, que hoy no lo integran. Otra opción sería la creación de una comisión bicameral en el Congreso Nacional, que tendría a su cargo llevar adelante las negociaciones, dando participación a sectores empresariales, sindicales y sociales mediante la convocatoria de sus respectivos representantes. En función de la complejidad que representa la primera opción,[3] parece más adecuado inclinarse por la comisión bicameral, lo que además daría mayor relevancia al carácter político que significa acordar una estrategia para el desarrollo productivo como política de Estado.

Una segunda cuestión metodológica es definir cómo se facilitarán las actuaciones de buena fe de los negociadores. Al respecto estimo que, si bien el desarrollo de las negociaciones puede ser mantenido en reserva, no ocurre lo mismo con los avances del proceso. La publicidad de los disensos que se reconozcan como obstáculos a subsanar y de los consensos que se vayan alcanzando entre las partes obligarían a cada uno de los participantes a sostener posturas consistentes con los objetivos y a evitar propuestas meramente voluntaristas o posiciones meramente obstruccionistas. Asimismo, el incumplimiento futuro de los acuerdos alcanzados significaría un costo político y podría minar la representatividad de los incumplidores.

Una vez concertado el alcance de las negociaciones y los demás asuntos metodológicos, tales como los mecanismos para la intervención de representantes empresariales, sindicales y sociales, parece conveniente acordar un cronograma que evite cualquier parálisis y establezca la duración del proceso.

La construcción de acuerdos consensuados

Se trata de un proceso de negociaciones complejas, de las cuales sólo puedo apuntar unas pocas cuestiones. La primera es que el primer paso de esa construcción será el intercambio y el análisis de los diagnósticos de cada parte sobre los problemas que aquejan al desarrollo productivo de nuestro país. La segunda es que inicialmente se presentarán numerosos disensos y unos pocos consensos: se tratará por tanto de reducir al mínimo posible los primeros y aumentar los segundos, no sólo en cantidad, sino en su importancia, para lograr avances. En el camino se verá cómo. La tercera cuestión refiere a definir de común acuerdo cuál es el contenido mínimo de una estrategia que resulte suficiente para impulsar un desarrollo productivo en modo sostenible.

Para comenzar por el principio, sigue un primer punteo de nuestro diagnóstico sobre el estado de la cuestión que, sin ser definitivo, intenta mostrar la profundidad de las restricciones que hoy sufre el desarrollo productivo en nuestro país, en particular el atinente a la industria, así como la magnitud y diversidad de problemas por resolver.

Restricciones al desarrollo productivo

  • Triple restricción externa: fuga de divisas + escasa generación de divisas genuinas + falta de financiamiento internacional;
  • triple restricción interna: falta de consumo + falta de financiamiento interno + estructura industrial muy dependiente de insumos importados;
  • vaivenes e inconsistencias en las sucesivas políticas de desarrollo.

Cómo reactivar la producción

  • Reactivación del consumo y generación de empleo a la mayor brevedad;
  • mejora de ingresos de la población: limitantes inflacionarias, a menos que aumente la producción;
  • establecimiento de mecanismos de financiamiento no bancario para PyMEs, microemprendimientos y actores de la economía popular;
  • orientación de la mejora de los ingresos al consumo de bienes de origen nacional;
  • puesta en marcha de la capacidad instalada ociosa, con prioridad en las industrias mano de obra intensivas y con menor requerimiento de insumos importados;
  • reactivación de la construcción;
  • acuerdo temporario de precios y salarios;
  • acuerdos integrales para el desarrollo armónico de cada cadena productiva;
  • protección comercial y promoción de exportaciones.

Redefinir el perfil industrial a mediano y largo plazo

  • Maximizar el valor agregado mediante la integración de las producciones extractivas –agrícolas, pesqueras, forestales, petroleras y mineras– con la industria manufacturera –agroindustria, gas y petroquímica, metalmecánica, automotriz, litio y baterías, etcétera;
  • reformular el sistema impositivo sobre la base del desarrollo productivo;
  • integrar el desarrollo productivo con los desarrollos de infraestructura, formación educativa y profesional, y ciencia y tecnología (CyT);
  • priorizar industrias intensivas en conocimiento pari passu con el desarrollo en CyT existente y por desarrollar –acuerdos regionales de especialización–;
  • integrar las industrias con los servicios relacionados: manufactura y tecnología, farmacéutica y salud, equipamiento familiar y seguridad social, etcétera;
  • promoción industrial –impositiva y financiera– específica para sectores y regiones sobre la base de una compensación efectiva de los beneficios recibidos del Estado.

Bases para definir una estrategia de desarrollo consensuada

Tanto la complejidad y la simultaneidad de la problemática, como la necesidad de resolver intereses contradictorios, constituyen un desafío a resolver para lograr el avance y el mantenimiento en el tiempo de las políticas de desarrollo productivo, y hacen imprescindible establecer políticas públicas que constituyan los pilares fundamentales de un nuevo contrato social y de los acuerdos que resulten del mismo.

Desde nuestra perspectiva, el nuevo contrato social deberá asentarse sobre tres pilares fundamentales: un desarrollo económico con fuerte prioridad en la producción, la creación de empleo y el agregado de valor; un desarrollo social armónico, equilibrado y ambientalmente sustentable que haga sostenible lo acordado; y un desarrollo institucional que garantice el equilibrio de los resultados y los haga perdurables a largo plazo.

Prioridades para nuestra estrategia de desarrollo productivo

Sobre la base de nuestras permanentes reivindicaciones de justicia social, independencia económica y soberanía política, estimo necesario plantear las siguientes prioridades:

  • creación de empleo de calidad;
  • agregado de valor a las producciones y las exportaciones primarias;
  • desarrollo de PyMEs, cooperativas y demás actores de la economía popular mediante su incorporación a las cadenas de valor;
  • prioridad al arraigo mediante la industrialización de la ruralidad y de los recursos naturales en las cercanías de las localizaciones en que se producen;
  • prioridad al desarrollo científico y tecnológico al servicio del desarrollo productivo;
  • prioridad al desarrollo de las comunicaciones, de la infraestructura logística y turística y de servicios de calidad para la producción, las empresas y las personas.

Creo casi innecesario aclarar que las prioridades arriba señaladas para el desarrollo PyME y de los actores de la economía popular no significan en modo alguno dejar de lado y mucho menos descartar otras actividades que formen parte de nuestra actual realidad productiva o futuras oportunidades que se nos presenten. De lo que sí se trata es de integrar a las PyMEs y a los actores de la economía popular en modo armónico y equitativo a las cadenas de valor, evitando que sean víctimas de algunos eslabones de esas cadenas que se apropian de la renta más allá de sus propios aportes de valor.

Es importante explicitar el potencial de asignar prioridades al desarrollo productivo de las PyMEs y de microemprendimientos de los actores de la economía popular, tanto por su peso económico y el impacto social que significa esa prioridad, como por la distribución territorial más equitativa y por la mayor intensidad y rapidez con que podrían crearse empleos. Los excelentes resultados de la Convocatoria de Proyectos para el Desarrollo Armónico con Equilibrio Territorial, lanzada por iniciativa del Consejo Económico y Social, resultan más que demostrativos de ese potencial. Anunciada en los primeros días de mayo último con el objetivo de fortalecer el desarrollo en localidades pequeñas y medianas y promover la diversificación productiva y la integración territorial, la iniciativa tiene por objeto identificar y poner en ejecución ideas innovadoras que surjan de la sociedad; que tengan alto impacto y contribuyan a la concreción de proyectos sostenibles, escalables; que demuestren la madurez necesaria para atraer población económicamente activa; y que fortalezcan el arraigo mediante proyectos con ejes en agricultura familiar, agroecología y bio-economía; cadenas de valor en microrregiones y regiones; actividades relacionadas al cuidado y bienestar e industria del conocimiento, teletrabajo y conectividad. Los proyectos que resulten seleccionados recibirán aportes no reembolsables. En el breve lapso que medió entre el anuncio de la convocatoria y el lapso establecido para la recepción, del 7 de junio al 22 de julio, se recibieron un total de 664 propuestas. Los resultados que se muestran en el Anexo vienen a confirmar el potencial del desarrollo de micro, pequeños y medianos emprendimientos productivos por parte de PyMEs y actores de la economía popular.

Sobre la base de ese potencial y como parte de las prioridades arriba señaladas, se propone avanzar en las siguientes iniciativas,[4] consistentes con nuestra concepción de que el desarrollo debe iniciarse desde abajo hacia arriba y favorecer con mayor prioridad a los pequeños y medianos productores, a las provincias de menor desarrollo relativo y a las mujeres y diversidades de género:

  • diseñar, ofertar y ejecutar un programa de capacitación en colaboración con las provincias y los municipios, destinado a formar formuladores de proyectos productivos con foco en los microemprendedores y demás agentes de la economía popular;
  • elaborar propuestas de mecanismos destinados a acelerar la adjudicación de personería jurídica a microemprendimientos, cooperativas y demás esquemas asociativos de los sectores de la economía popular, de modo que puedan ser sujetos de crédito y de los programas de desarrollo productivo;
  • elaborar propuestas para facilitar a actores de la economía popular, microemprendimientos y pequeñas empresas el acceso a información sobre las convocatorias y los programas de promoción de proyectos de desarrollo productivo implementados por los diferentes ministerios y organismos, con el foco en lograr la capilaridad necesaria para que esa información llegue a todo el territorio;
  • elaborar propuestas de mecanismos para el acompañamiento de los proyectos de microemprendedores y de actores de la economía popular, incluyendo la posibilidad de proponer la creación de incubadoras de proyectos sobre bases solidarias;
  • elaborar propuestas para realizar un seguimiento y el correspondiente diagnóstico sobre la efectividad y los inconvenientes de los programas de promoción de proyectos de desarrollo productivo y de las de las convocatorias de proyectos;
  • elaborar propuestas postelectorales para reactivar la economía, la producción y mejorar la creación de empleo en un marco de reordenamiento de la macroeconomía, incluyendo muy especialmente la creación de mecanismos de financiamiento no bancario con destino a las PyMEs y a los actores de la economía popular.

Previo a finalizar, quiero resaltar que, una vez alcanzado un acuerdo y con el objetivo de fortalecer la estrategia, también serán necesarias las construcciones de una ética empresaria y sindical del desarrollo productivo y de una épica popular del trabajo argentino que vaya acompañando el proceso de desarrollo. Ambas construcciones servirán no sólo como un importante respaldo a nuestro desarrollo nacional, sino también para avanzar hacia la real construcción de una política de estado que al incluir a las principales fuerzas políticas asegure la continuidad de ese desarrollo.[5]

Anexo: Resumen de resultados de la convocatoria de proyectos para el Desarrollo Armónico con Equilibrio Territorial

[1] En su alocución, Cristina afirmó que “Es vital discutir cómo y quiénes van a pagar esa deuda” externa. “Probamos con el modelo industrial y, con nuestros aciertos y errores, dio resultado. Durante 12 años y medio después del desastre del 2001 y 2003 creció en base a la producción y trabajo”. “Ya hemos probado un modelo de producción, de generar valor agregado, de generar buenos salarios. Ahora va a ser dificultoso porque tenemos una deuda mucho más pesada. Por eso creo que esta es una oportunidad para que las fuerzas políticas en Argentina hablemos sin beneficio de inventario. Discutamos todo lo que hay que discutir”. “Sabemos desde el Gobierno, y el presidente lo sabe mejor que nadie, que requerimos el esfuerzo y la ayuda de todos. Y lo hacemos a diario y lo vamos a seguir haciendo, pero es imprescindible que lo hagamos desde la responsabilidad y seriedad en la discusión”. “Yo quiero decirles a quienes nos van a representar como diputados y diputadas en la provincia de Buenos Aires que hagamos todo lo que sea necesario para que podamos discutir racionalmente. No desde la ideología, que puede ser de derecha o de izquierda, pero hermano, dos más dos es cuatro para todos, de izquierda, de derecha o del centro”. “Los números del endeudamiento, de la caída del empleo, de la caída de las fábricas, etcétera, son números duros y crudos que golpean todos los días en las puertas de los hogares de los argentinos”. El texto completo de la alocución completa está disponible en https://www.cfkargentina.com/presentacion-de-candidatos-y-candidatas-del-frente-de-todos.

[2] La inclusión social supone priorizar a las más excluidas y los más excluidos: regionalmente, mediante un mayor federalismo a favor de las regiones y provincias de menor desarrollo relativo, y también desde la perspectiva de género, que permite visualizar a las mujeres y las diversidades como más afectadas por el mayor desempleo y los menores salarios.

[3] Diseño del diálogo social y la concertación política, José María Fumagalli, 2008.

[4] Estas iniciativas están siendo elaboradas por los respectivos equipos de trabajo de la Comisión de Desarrollo Productivo del Instituto Patria.

[5] Finalmente, quiero agradecer los aportes y comentarios recibidos de Guillermo Moretti, Mónica Hobert, Manuel Pedreira, Juan Luis Vendrell Alda, Sandra Carlino, Raúl Sánchez, Rubén Lamas, Rodolfo Games, Mercedes La Gioiosa, Stella Martini, Sylvia Schulein, Samuel Grosskopf y mi hermano Carlos Fumagalli. También agradezco a Emiliano Di Cola por su actualización sobre los avances de resultados de la Convocatoria de Proyectos para el Desarrollo Armónico con Equilibrio Territorial, así como a los participantes de las reuniones de la UB virtual Redes y Paredes de la Comisión de Desarrollo Productivo del Instituto Patria, en las que debatimos e intercambiamos ideas sobre esta problemática y me permitieron enriquecer el texto original. Agradeceré cualquier comentario que hagan llegar a mi correo josemafgumagalli@gmail.com.


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